por Araceli Pomposo Mayorga
Marx
como un gran analista del capitalismo, al estudiar la problemática de la escuela como mecanismo
de producción nos dice que, esta institución proporciona elementos a los
individuos, los cuales los hacen sentirse pertenecientes a un grupo social
especifico. La escuela prepara para asignar un empleo a
los individuos y por lo tanto proporciona la clase social.
Marx
ve a la escuela como un distribuidor de conocimientos técnicos, es decir, que
la escuela se enfoca únicamente a la preparación y cualificación del futuro
trabajador.
Actualmente
el desempleo es un grave problema social, y hoy por hoy el tener una carrera
universitaria no asegura que se tendrá un estatus social alto, sin embargo, me
parece que Gramsci se relaciona estrechamente con Marx ya que habla de que los intelectuales
tradicionales son meramente elocuentes, es decir, la diplomacia da un estatus
aparente, aunque la apariencia prevalece pues lo que realmente vale es el
ejercicio de una verdadera participación social.
Por
lo tanto, la escuela debería dar pauta a la formación y construcción de individuos que se consideraran como
intelectuales nuevos y orgánicos que construyan una sociedad igualitaria libre
de la plusvalía.
La
escuela vista como constructora de individuos críticos y analíticos, que
ejerzan su derecho por autonomía y no sean designados ni etiquetados por su
grado de estudios, ni su tipo de empleo, sino por su capacidad de transformación
hacia el bienestar común.
Como lo comentas Aracelí, nuestro reto como pedagógos es volver hacer que florezca la esperanza en un mundo tan adverso como el que vivimos.
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